domingo, 20 de marzo de 2011

Historias de media-tarde.

Hacia dos años que no escribía nada, así que tampoco esperéis nada de extraordinario, es mas, yo no espero ni que lo lea nadie xDD Pero bueno, escribir me ayuda a aclararme las ideas.
Ahí va, que lo disfrutéis los que lo leáis.


Eran sobre las ocho de la tarde, estaba atardeciendo. Entre la verde hierba corría la brisa de principios de primavera, esa que es fresquita pero agradable con el contraste de la alta temperatura que ha hecho durante el día.
Dos figuras silenciosas andaban a través del parque, se habían conocido esa misma tarde, por casualidades de la vida.
El había salido con su habitual grupo de amigos, y una amiga suya había llegado con una acompañante, Ella.
Se habían pasado todo el rato mirándose el uno al otro sin darse cuenta, la tarde siguió, mientras hablaban y hacían el idiota para divertirse entre todos los amigos.

Mas tarde, cuando se fueron, El se cerciono de que Ella se iba por el mismo camino que ella, a través del parque, hasta la parada de tren; la atrapo, le dijo hola y soltaron un par de frases en plan "tu también vas para allí..." "te acompaño" "y que tal todo?" pero a los dos minutos se acabaron las frases recurrentes en estos casos.
Siguieron atravesando el parque, los dos callados, en ese silencio tan incomodo pero a la vez tan inevitable, en el que cada uno tiene mil cosas en la cabeza para decir, pero ninguno dice nada por si la caga o porque la idea le parece demasiado estupida.
allí se pasaron el parque hasta la parada de metro donde ella se tenia que ir para un lado, y el para el otro; diciendo cada dos o tres minutos una frase idiota, que daba pie a una contestación, para luego volverse al silencio inicial.

Finalmente llego la hora de la despedida, ninguno de los dos quería separarse, pero claro, como le dices a alguien con quien no has entablado conversación en 10 minutos que se quede allí un rato mas contigo...
Se inicio el típico ritual de despedida que consistente en la frase "Bueno, creo que yo me tengo que ir por aquí" seguido de un "Bueno, pues ya nos volveremos a ver, no?"; dos besos y un cordial "adiós" seguido de un breve levantamiento de mano para indicarlo.

Cada uno marcho por un pasillo opuesto, siguiendo la manada de gente que a esa hora y siendo un día laborable, volvían a casa, después de un día agotador de trabajo.

Al minuto, debemos suponer que pensaron lo mismo a la vez ("y sino l@ vuelv@ a ver?"), lo que hizo que los dos se dieran la vuelta en el pasillo y a contra corriente avanzaran hasta el hall de la estación, esquivando hombres trajeados con maletines de ante, carteristas y un músico callejero que tocaba Drum 'n' Bass con unos cubos de pintura reciclados para usarlos de tambor.

Cuando llegaron al hall, la sorpresa fue mutua, ninguno de los dos se esperaba que el otro hubiera dado la vuelta, se acercaron, el fue a hablar: "ehhhh...." a lo que ella respondió: "esto....".
Sin mas dilación se abrazaron, se miraron a los ojos y se besaron, mientras por alrededor circulaban todas las personas que iban en el metro que acababa de llegar.

Volvieron se quedaron un rato juntos, callados, otra vez sin saber que decir, solo unos "te quiero" formaron ahora parte de el lenguaje entre ellos dos.

Al final, se despidieron, ahora mas efusivamente, y quedaron para el día siguiente ir a tomar un café al strabucks y hablar un poco mas.
Mientras volvían, los dos recordaron ese beso dulce, sin sabor en particular, pero que había sido tan realmente gustoso y inolvidable. Esa noche ninguno de los dos durmió esperando el día siguiente, y al día siguiente todo fue sobre ruedas, y durmió siguió durante mucho tiempo...

FIN

Espero que haya gustado.

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