miércoles, 16 de noviembre de 2011

La Gran Historia de Saya [Tomo II - Vives.]

Parecia un dia normal; con un clima aparentemente normal; con gente demasiado normal; por una calle normal de un pueblucho normalucho; andaba una chica anormal, diferente a los demás, que se dirigia a comprar el pan.
Así empezaba aquel fatídico dia... he dicho fatidico, queria decir emmm fantastico dia...

Noto que algo vibraba en su bolso, como solia dejar el vibrador en casa, pues debia de ser el movil de última generación del que disponia.
Le anunciaron que tenían una nueva misión de extrema urgencia para ella, pues habian encontrado un escondrijo alienigena, donde traficaban con drogas extraterrestres.
Al momento fue teletransportada al cuartel general, dejando tras de si un vacio que provoco una pequeña explosión en la zona, pues aún se tenía que perfeccionar el sistema...

La misión era clara y sencilla, cuando llegaron los alienigenas a la tierra se provaron multitud de maneras de ocultarlos, pero esta fue la que mejor resulto. Crearon una nueva tribu urbana para ocultarlos, esa llamada "Los Canis"; una tribu urbana incomprendida, pues su intelecto es altamente superior al nuestro, por eso no entendemos la mayoria de su comportamiento.
Tienen un sinfin de formas de comunicarse entre ellos y con sus seres del espacio, por ejemplo con sus musicas estridentes envian señales al espacio; con sus bailes estrafalarios, alaban a sus dioses a la vez que ejecutan sus ritos de apareamiento; sus coches, con el tunning logran camuflar sus naves espaciales; y disponen de un sistema de escritura casi ininteligible para el resto de los humanos que les permite comunicarse entre ellos;...

La volvieron a teletransportar a la zona de conflicto donde habian visto actividad sospechosa para que investigara, al cabo de un rato de dar vueltas, encontro un Lidl escondido, con un Opel Corsa tuneado, con latas de redbull alrededor y neones verde intenso. Eso indicaba presencia cani en la zona, espero un rato y salio un chico de unos veinte años del supermercado, vestido con un chandal y con el doble de su peso en oro repartido por todo su cuerpo, portando en sus manos un par de bolsas con RedBull y ganchitos (el oro y los redbull, són para potenciar sus conocimientos, pues el redbull es hace pensar mejor, y el oro, al ser buen conductor, les ayuda a concentrar sus ondas cerebrales).

Siguio el sujeto hasta que dejo el coche en un descampado, y se metio en un bloque de pisos. Encontro el portal por el que habia entrado rapidamente, pues en el rellano, habia una pintada que rezaba: "Haki vivë lah Jessÿh lah mäh shunga del barrio". Seguidamente subio la escalera hasta dar con la puerta correcta, pues tampoco le costo mucho, era la única que tenía estrellas rosa fosforito en la esquina del marco de la puerta.

Pidio refuerzos y llamo al timbre para empezar el trabajo, pues ya había estado en casos similares. Al entreabrir la puerta, apareció un chico también de unos veinte años (bueno, en realidad todos los canis se mantienen sobre los dieciocho y los veinticinco años, por eso no vemos nunca canis viejos...).
El chico profirio un par de gritos ininteligibles al interior, antes de que Saya hechara la puerta al suelo y los enredara a todos con su pistola de confeti.

En la mesa tenían cantidades inmensas de  polvo blanco, lo que suponía, polvo de donettes nevados. La nueva droga de los niños pijos, debido a la escasez de esta clase de donettes, era muy buscada y muy bien pagada, y los canis, gracias a sus hembras que trabajaban en la mayoria de supermercados, les pasaban la mercancia para que ellos extrajeran el polvo magico.

Se mojo el dedo, lo mojo en el polvo y se lo paso por la encia, olia a canela... no era polvo de donettes, era... Veneno!
Lo último que vio, fue como los canis se deshacian del confeti, recogian la mayoria de paquetes y salian por patas del lugar, pues cuando la vieron acercase, rociaron todo el sitio con veneno.

Cuando llegaron los refuerzos al cabo de un par de horas, bien entrada la noche, no vieron nada en el piso, supusieron que la misión habia ido bien y que Saya ya se habria ido para el cuartel general. Lo que no sabian es que al caer, se le había puesto la capucha a Saya, y gracias al traje de invisibilidad, permanecia oculta en las sombras de la habitación.
Pero antes de llegar a las escaleras, algo les sobresalto, una luz cegadora ilumino el piso, lo que les hizo volver a el.

Uno de los canis carroñeros, también llamados gitanillos, se había colado por la ventana para refugiarse del diluvio, y investigando encontro a Saya en el suelo, y sin pensarselo decidio buscar si llevaba algo de valor, encontro el movil, y en el momento de cogerlo, el sistema de defensa de este se activo, soltando una pequeña descarga, que se intensifico por la ropa mojada del cani y los oros repartidos por su cuerpo; lo que lo hizo encenderse qual arbol de navidad en nochevieja, para luego explotar, dejando un costillar entero en el suelo y restos de carne chamuscada, que solo serviria como relleno de lasaña...

El destacamento de refuerzos encontro a Saya y se la llevo al hospital, donde fue ingresada de urgencia en la uvi, quedo en coma terminal hasta que su madre, yendo a apagar el internet se equivoco de interruptor y apago el de la maquina que la mantenia con vida...



CONTINUARA...


Los meros hechos aqui relatados solo són ficción basada en diferentes leyendas urbanas, y no tiene porque ser verdad... o si...

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