martes, 18 de octubre de 2011

Every Day Is Exactly The Same... Or Not? [I]

Era un martes cualquiera, sonó el despertador, como siempre a las 8:31 minutos, se miro los pies y fue moviendo los dedos del meñique al dedo gordo uno por uno, luego hizo la ola con ellos varias veces, y cuando se hubo despejado se levanto. Se estiro con un bostezo y se dirigió hacia el baño. Encendió el agua caliente, se afeito, se desvistió y se metió en la ducha.

Al salir, retiro el vaho del espejo y se contemplo a si mismo en el; tenía ya casi los 30; el pelo largo le caía a lo largo de la espalda hasta cerca de la cintura; pese a tener ya una edad se conservaba muy bien, seguía teniendo cara de adolescente criajo, por suerte o por desgracia, las gafas le daban un toque más serio y más formal; tenía varios tatuajes de su juventud, lo pensó mucho antes de hacérselos por lo tanto eran lo suficiente serios como para no haber tenido que quitárselos o ocultarlos de mala manera; su cuerpo no estaba muy musculado pero se mantenía en forma, le gustaba acudir un par de veces por semana al gimnasio; no tenía el cuerpo muy peludo, cosa que le gustaba y lo único que desentonaba eran las piernas, algo más peludas, pero que solucionaba un par de veces al año depilandoselas.
Se acabo de secar el pelo y se fue hacia el armario, escogió la ropa interior minuciosamente, combinandola entre ella; para luego ponerse un pantalón oscuro, junto con una camisa y una corbata en plan sport, nunca había hecho para llevar traje ni ir mudado, aunque tenía que reconocer que tenía un par de trajes de corte ingles* que le quedaban bastante bien.

Se acabo de arreglar el pelo, fue hacia la cocina y se preparo un sandwich de jamón con queso, tumbo la tostadora y lo metió dentro mientras se servía una taza de café con leche, con un par de cucharaditas de azúcar. Desayuno sin prisas, leyendo la prensa diaria que entraba minuciosamente cada día a las 8 de la mañana por esa pequeña rendija que había en la puerta, destinada a cartas y otros paquetes de interés.
Recogió los platos y se dirigió al trabajo.

Cogió el bus un par de calles más abajo, pico el billete y se sentó en uno de los asientos del fondo, se divisaba todo el autobús. Le gustaba sentarse ahí y observar a la gente, a veces la humanidad parece tan estúpida, unos niños marroquíes estaban jugando unos asientos más adelante, gritando; una señora embarazada mira por la ventana, enfadada con su acompañante, que parece su novio; y varias madres se encuentran con sus chiquillos mientras van para el colegio; entra una señora mayor, nadie le cede el puesto, todos estaban demasiado ocupados en sus asuntos. Él se baja de su asiento y se lo cede amablemente a la señora; un par de paradas después nuestro protagonista se baja del autobús y entra en su lugar de trabajo.
Saluda a las cuatro personas que están en la entrada fumando, se adentra en el viejo edificio de una empresa de toda la vida, sube hasta la tercera planta, anda hasta su mesa y se sienta.

Ya era primera hora y ya tenía informes encima la mesa, se dedicaba a validar PNTs** lo que le dedicaba que cada uno de esos informes que tenía en la mesa debian ser inspeccionados, para luego bajar a fabrica y comprobar que eran correctos y que todo estaba como ponía en los papeles, volver a la mesa, corregir si hacia falta, sellar el documento y meterlo en una especie de tubito, que se enviaba por otros tubos hacia otros sitios de la empresa, como una red de e-mails pero análogicamente. Ese sistema era bastante cansado, ya que cuando ibas a enviar algo a algún sitio, siempre te tocaba redirigir los tubitos que llegaban a la sub-estación hacia los otros departamentos, el problema es que a veces se pasaba media mañana sin ir nadie a enviar nada, y cuando ibas tenías una pila inmensa de correo que organizar...

Todo fue como un día normal, siempre era igual, podía parecer monótono, y lo era, el estaba cansado de eso, pero bueno, tenía un buen sueldo, y un buen horario. Pero ese día no fue como todos, después de comer, el jefe de planta lo llamo a su despacho. No era normal que lo llamaran así como así.
Al entrar en el despacho, Carlos, el jefe de planta, lo invito a sentarse. Había alguien más en la habitación pero no le presto atención, hasta que este le dijo:
- Bien, aquí tienes a tu nueva compañera, estos primeros días estará a tu cargo para que le enseñes como funciona la empresa y donde están las cosas.
En ese momento, se quedo cautivado por la chica que tenía en frente.
Una chica no muy alta; de pelo largo y rojizo hasta un poco más abajo de los hombros, donde se empezaba a rizar hasta media espalda; una carita que parecía un ángel; con unos grandes ojos color verde kiwi; para acabar unas pecas acababan de adornar su dulce cara donde se dibujaba una sonrisa. Tenía un cuerpo bien proporcionado, ni mucho ni poco, lo justo.
Ella le tendió la mano, como no, el acepto, la dama siempre escoge el metodo de presentación.
- Hola, encantada, soy Carmina, pero todos me llaman Ká; supongo que es más fácil y más espontáneo.
Sonrieron los dos.
- Encantado, yo me llamo ...


Más adelante más y mejor. Solo es una prueba, donde iré expresándome y mientras me guste, seguiré escribiendo hasta el día que me canse de hacerlo...



*Corte Ingles: El tipo de corte, no la cadena de Centros Comerciales.
** PNT: Procedimiento normalizado de trabajo, normalmente se usa en empresas químicas o de fabricación, como si fuera un tutorial para trabajar con un equipo o actuar en algún caso especifico.


1 comentario:

  1. Me ha gustado, está muy bien y me ha entretenido, no sé si es tuya la historia pero si lo es, creo que tienes mucho talento. ^^

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